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Espejos

Fantasmas y miedo se comparten tu orgasmo,
son los que reinciden
en cada vértice oscuro de la calle.

También los que te gritan
desde las grietas en el asfalto,
incluso desde una pupila
fija en medio del techo.

Espectros son los que rajan con sus dientes tu espalda,
cuando intentas descansar unos segundos,
en los momentos cruciales
de levantar el rostro para la esperanza.

Sombras que te amenazan
desde un monitor de plasma
o una ventana rota
o una caricia que huye
o una palabra incierta
o el café
o alguna inyección letal.

Todo es oscuridad
que gusta vestirse de traje,
andar laborioso,
escupir acido.

Enfrentado a estas siluetas oscuras
es que sabes que te faltan gritos,
que debes respirar un poco,
alzar la mano sutilmente
y soltar el golpe.

El espejo te regresa un demonio desquebrajado,
que sonríe hiriente,
empiezas a soltarla carcajada de la locura.

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