La luna nace de una espalda que se abre, palpita líquida, cae desde el rojo oscurecido para regar las calles. El río nace y huye en la avenida, se vuelve luces, autos balas. A lo largo de este cause nacen humanos en cada esquina. Nadie sabe porque aquí y no en otro sitio. Algunos de ellos evolucionan: aprenden a caminar con las manos. Otros mueren sobre la banqueta: no saben respirar el aire. La luna lo mira todo, se deja caer por el perfil de la ciudad. Llega la sequía al pavimento, hombres y mujeres se levantan desnudos, miran alrededor, inician sus pasos para reconocer camino. Entregados al azar han aprendido cada día a ser otro cuerpo.
No, no soy poeta. Escribí y a veces escribo poesía. Este blog se convierte en talvez el unico sitio donde verá la luz.