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Ciudad azar II

La luna nace de una espalda que se abre,
palpita líquida,
cae desde el rojo oscurecido
para regar las calles.

El río nace y huye en la avenida,
se vuelve luces,
autos
balas.

A lo largo de este cause
nacen humanos en cada esquina.
Nadie sabe porque aquí y no en otro sitio.

Algunos de ellos evolucionan:
aprenden a caminar con las manos.
Otros mueren sobre la banqueta:
no saben respirar el aire.

La luna lo mira todo,
se deja caer por el perfil de la ciudad.
Llega la sequía al pavimento,
hombres y mujeres se levantan desnudos,
miran alrededor,
inician sus pasos para reconocer camino.

Entregados al azar
han aprendido cada día
a ser otro cuerpo.

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