I
La soledad no es esta que me acompaña,
si lo fuera, tendría con quien compartir el silencio.
II
Por pedazos de tu pupila
fui en el cielo
ruta de trasnoche.
Menguante de tus manos
caigo de repente en las distancias:
Se que salgo de sobra
entre la oscuridad que lame tus piernas
y el sol que quiere tenderse sobre tus dedos.
III
Ser coraza de la piel,
piedra deslavada,
cuello,
viento,
agua encendida en labios,
braza de una sábana,
vela palpitante.
Solamente nosotros
crepitando a media noche.
IV
Moribunda, horizontal el alma,
el cielo se deshace goteando el respiro.
Entonces sueñas.
V
Me masturbo en silencio:
no quisiera despertar mi cuerpo.
Luce placido en el profundo hueco de las sábanas
sin más preocupación que el polvo acumulado.
Palpita callado cada pómulo,
se conserva algo de calor entre los dedos,
hecha raíces,
pronto emergerá un falo retoñando.
Leñado por un sueño
mi cuerpo no sirve de materia prima,
es, a lo mucho,
residuo seco para arder según caiga la noche.
La soledad no es esta que me acompaña,
si lo fuera, tendría con quien compartir el silencio.
II
Por pedazos de tu pupila
fui en el cielo
ruta de trasnoche.
Menguante de tus manos
caigo de repente en las distancias:
Se que salgo de sobra
entre la oscuridad que lame tus piernas
y el sol que quiere tenderse sobre tus dedos.
III
Ser coraza de la piel,
piedra deslavada,
cuello,
viento,
agua encendida en labios,
braza de una sábana,
vela palpitante.
Solamente nosotros
crepitando a media noche.
IV
Moribunda, horizontal el alma,
el cielo se deshace goteando el respiro.
Entonces sueñas.
V
Me masturbo en silencio:
no quisiera despertar mi cuerpo.
Luce placido en el profundo hueco de las sábanas
sin más preocupación que el polvo acumulado.
Palpita callado cada pómulo,
se conserva algo de calor entre los dedos,
hecha raíces,
pronto emergerá un falo retoñando.
Leñado por un sueño
mi cuerpo no sirve de materia prima,
es, a lo mucho,
residuo seco para arder según caiga la noche.
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